domingo, 12 de diciembre de 2010
Llevo en mi pecho
Llevo una esperanza serena.
Llevo a la Virgen sin manos
pero que yo me imagino rezando
Llevo en mi pecho
nobles deseos
y recuerdos de antaño.
Llevo un sentimiento en calma
y el latir afanado de
un corazón que fue herido
y luego cicatrizó despacio.
Tengo también en este mi pecho
lo que más anhelo
pero que a veces no recuerdo.
Tengo sueños,
proyectos, historias vividas,
muchas de ellas sin contar.
En mi corazón llevo
sonrisas que le hacen latir
más fuerte;
lágrimas que corren
con mi sangre.
Llevo en mi pecho la mirada
serena de alguna persona que
vino y que se fue
pero que jamás olvidaré.
Llevo lo que aún no tengo
pero que desde ya conserva
su espacio para cuando logre
poseerlo.
Llevo lo que más quiero.
Aquí en mi pecho
caben personas y paisajes
cabe el cielo,
cabe el aire fresco,
cabe la sangre de la Tierra
(que es el agua que yo bebo),
caben las aves
con sus enormes alas extendidas;
cabe la sonrisa del niño pequeño,
caben las flores y el llanto
escondido de mi tierra…
Cabe todo esto y aún me
queda espacio para más:
me cabe el sol y la lluvia torrencial,
el color de mi bandera
y el sabor a libertad.
Me cabe el mar en calma
y la arena que se mete en mis sandalias.
Me caben las huellas de un camino largo
que nunca han recorrido antes mis pies.
Llevo en mi pecho un libro abierto
y las hojas con palabras que aún
no he escrito.
Llevo en mi pecho un corazón
del tamaño de mi puño cerrado;
un corazón que late con un
propósito que desconozco.
Un corazón que late fuerte,
que se incendia a veces,
y se convierte en sagrario
de repente;
un corazón que mucho teme
pero que confía en su Dueño.
Este mi corazón, que pareciera
que todo lo contiene,
es pobre e inocente,
es pequeño y escondido
y a veces, lo pongo en mis manos
como para estrecharlo fuerte
Y no soltarlo, y no soltarlo…
Llevo en mi pecho
silencio y melodías,
plegarias y frases aprendidas,
nostalgia y felicidad.
Llevo a una Virgen a la que
se le han caído las manos;
pero no importa,
yo junto las mías
para rezar con ella,
para pedir con ella
para que no se salga ni se escape
todo lo que mi corazón retiene.
miércoles, 2 de diciembre de 2009
Timidez
pero no mis manos.
Tímida la palabra locuaz
la que se escucha
como casi gritando...
Pero no lo es la palabra callada,
débil;
como susurrando...
Tengo manos.
Tengo labios.
Manos que hablan ante
un fantasma blanco.
Labios que callan ante
la palabra febril,
de las manos.
Tengo manos que hablan.
Tengo labios callados.
Las manos expresan
lo que el labio se guarda.
Pero también...
Tengo el oído atento
y los ojos bien abiertos;
dos fieles ayudantes
para los labios callados
y las manos parlantes...
Tímidos son mis labios,
no lo niego.
Pero mis manos:
las que traducen el pensamiento
en palabras,
las que dan color a lo melancólico,
las que rompen el silencio,
las que abrazan,
las que construyen
y derrumban murallas
y regalan una caricia espontánea,
sutil,
pueril;
esas...
Dios mío, cómo hablan!
viernes, 10 de julio de 2009
Esta vida que es tan mía
Esta vida mía tiene mucho que decir pero poco tiempo para hacerlo, sin embargo, esta vida me ha enseñado mucho...
He aprendido a mirar diferente, a disfrutar cada instante, a confiar más en mí misma, pero también en el que me da la vida todos los días.
He aprendido a sonreír y a llorar con ganas. He aprendido a hacer mucho con muy poco.
He aprendido que una familia se puede encontrar en cualquier lugar cuando lo que une es el amor sincero, la convivencia, las experiencias y un ideal común...
Sí, he aprendido:
que nunca estoy sola, aunque así me sienta,
que cada día trae consigo alguna sorpresa, algún regalo inesperado,
que todos tenemos una razón de estar aquí, y que, sea cual sea,
se puede resumir con una frase en servir,
he aprendido que "el que no vive para servir, no sirve para vivir"....
Pero más que todo ello, he aprendido que me gusta la vida con todo lo que ella encierra,
sí, me gusta la vida, me gusta y amo esta vida que es tan mía.
domingo, 8 de febrero de 2009
Una Ola...

Una ola…
que se acuesta
en la orilla sola
y la recorre toda,
y empapa la playa,
y moja cada cristal de arena,
y adorna el paisaje.
Otra ola…
La que no se despide
pero se le ve irse
despacio…,
como para pensarlo.
Esa ola…
Titubeante
entre agua y sal,
entre tierra y mar;
es la misma ola
que nace en el firmamento,
que recorre el océano,
y se desploma en el polvo
de mis dedos.
A esa ola, a la otra,
y a la que viene detrás de ella,
le he dicho:
déjame ola,
anclar mis pies en la arena
y dejar mi huella
para poder contemplar cuán grande eres,
y ver luego cómo te vuelves pequeña.
Déjame, por lo que más quieras,
poner mis pies firmes en tierra.
Aunque al siguiente día,
cuando vuelva,
no quede ni el recuerdo
de mi huella;
pero sí un motivo
para hacer una nueva…
martes, 3 de febrero de 2009
Es que me gustan tanto...

La admiración que tengo por estas me llevó a cuestionarme porqué aquel material arrugado, a merced del viento, multicolor o desteñido, sucio, sin mucho adorno; me resulta tan interesante...Y la respuesta la encontré al final de mi blog...
"Una hoja de aire, un sueño grande del que nacen otros sueños menores y éstos otros cada vez más modestos, hasta llegar al último... el pequeñito, el que se lleva el viento"...Por eso, por su naturaleza efímera, porque quizás la hoja, al igual que un pensamiento se esfuma con los años, y con ello entiendo, mi también reciente necesidad de plasmar lo que pienso en el papel...para tratar de perpetuar su existencia.
jueves, 29 de enero de 2009
Sinfonía de letras

Hace unos días exprimí las horas en la lectura de un libro que me absorbió, me cautivó por completo.
Fue uno de esos libros, cuyos párrafos se leen con la piel, con la totalidad de los sentidos; con el corazón, con sentimiento y...muchas horas por delante.
Me detuve en un punto, en una coma; releí una frase las veces que fuera necesario como para no olvidarla. Disfruté de los detalles; de ese escribir sencillo, limpio, puro, corrido...exquisito.
Y me quedé así, con aquellos fragmentos en mi cabeza por mucho más tiempo, hasta que una niebla húmeda en mis ojos a punto de derramarse interrumpió aquella sinfonía de letras y entonces...ya no pude seguir leyendo.
miércoles, 21 de enero de 2009
"Porque siempre hay algo que decir..."
Y hoy quiero hablar, a mi manera, la única que conozco, por aquellos que no les dejan hacerlo...
Clamor inocente.
Jesús, ven en mi auxilio!
No me quieren
mi corazón habla
a grandes voces.
Late asustado
con fuerza, como
quien está atado
de pies y manos.
¡Jesús, no me quieren!
Se han dado cuenta
de que vivo y me han rechazado.
Dime...
¿Por qué al saber de mí
no fui motivo de risas,
de alegría,
de amble bienvenida?
¡Jesús ayúdame!
Porque grito. ¡Existo!
Estoy aquí pero quieren
callar mis gemidos...
Se escucha un ruido penetrante,
un brazo de metal me busca.
¡¿Por qué, por qué quiere atraparme?!
Yo quiero esconderme.
¡Jesús, Jesús ayúdame!
Sigue el ruido...
Late, late ahora más
potente mi corazón.
Tengo miedo, siente,
siente madre mi corazón.
¿Por qué no me protejes,
tú, que serías como
un ángel para mí?
Dime madre...
¿Por qué preferiste bañar
tu vientre de sangre?
¿Por qué no esperaste
a ver mi rostro,
a ver mis ojos;
mis manos en tus manos madre?...
Jesús, sé que sigues ahí.
Ahora enmudecen mis labios,
el cielo se estremece.
¡Llévame contigo Jesús!
Porque estos ojos,
estos ojos no pudieron ver la luz.